CRÓNICAS DE UN ANTI-NINTENDERO

Bueno lo reconozco, hace mucho tiempo atrás tuve una relación de amor con Nintendo. Esto no lo sabe mucha gente, pero yo amaba en mi época de niñez a la gran N. Sí, era un amor incondicional, en aquella primera era de esta compañía nipona, dónde comenzaban a sonar nombres como Mario, Luigi, Princesa Peach o DonKing Kong. Os hablo de sus inicios, dónde cualquier niño, incluido yo, babeaba con sus aventuras mas tempranas. No tuve la NES de 8 bits, pero si recuerdo que estaba todo el día metido en casa de un vecino jugando al duck hunt o al mario bros, por poner unos ejemplos...

Hasta dónde me llega la memoria, recuerdo que también disfruté como un niño de la SUPERNES (esta si me la compré con los ahorros de mi vida) y he de decir, que fue una gran consola. Se podía jugar en casa a los mismos juegos de las recreativas como Streer Fighter II, Las Tortugas Ninja o el Mortal Kombat, que por el aquel entonces eran lo máximo en videojuegos y salones recreativos. Fue una época bonita...

Luego pasó algo. Una nueva era comenzó. Apareció un nuevo soporte y con él una nueva generación de consolas. Hablo del CD (y más tarde el DVD). Todos se subieron al carro: Sega y Sony fueron los máximos exponentes con sus respectivas Saturn y Playstation. Pero Nintendo no quiso subirse a ese tren y siguió apostando por el cartucho con su Nintendo 64 y mi mirada se volvió aun mas fría cuando observaba, como a nivel técnico se veía sobrepasada, a mi corto entender, por el resto de competidores. Aquí comenzó mi separatismo y mi odio a la empresa que vino desde el Sol Naciente.

Puede que se tratara de un odio irracional. Pero reconozco que en el fondo sentía nostalgia de esos juegos tan sencillos y divertidos que nos ofrecían desde el lejano Japón. Tal vez, en aquella época, yo solo buscaba un alto nivel técnico en detrimento de la jugabilidad, pero me enamoré de juegos como Metal Gear Solid, Final Fantasy VII, Battle Arena Toshinden o Resident Evil por citar unos cuantos. Por esta razón Nintendo 64, que seguía apostando no solo por el soporte cartucho (y sus limitaciones mas directas) y por las mismas sagas de toda la vida, dejó de formar parte de mi vida y fue creciendo ese irracional odio hacia la consola de la gran N.

Los tiempos corrían, y la tecnología también. Llegó la Playstation 2, la Dreamcast, la Xbox y la GameCube. Esta vez Nintendo dio medio brazo a torcer y medio se subió al tren de la tecnología sacando con su Gamecube un formato mas acorde con los tiempos: el mini-DvD (ellos tenían que ser distintos xDDD).

Mientras todos seguían hacia delante en cuanto a formatos se refiere, los nipones decidieron dar otro enfoque pero no llegaron a convencerme. Me compré la GameCube, por que me atraían ciertos juegos de Star Wars y de Resident Evil, que eran exclusivos para dicha consola. Pero luego el resto de catalogo seguía siendo mas de lo mismo. Mario por aquí, Mario por allá, Luigi Mansion (para algunos uno de los mejores juegos de esta consola ) por acá para despistar...Pero yo necesitaba mas caña y opté, como la gran mayoría por la PS2 y la Dreamcast (de esta ultima ya hablare en otra ocasión...) para saciar mi hambre consolero (y no me arrepiento, ya que estas consolas han sentado la base del entretenimiento actual).

Mas tarde ya sabéis todos que pasó, llegó la WII y la DS, consolas que para mi gusto son muy infantiles, no sólo por temáticas si no por formas de control de movimiento y demás. No soy reacio a nuevas tecnologías, al contrario, pero es que con la Wii y la DS, tras haberlas tenido en mi poder, renuncié a ellas por su simplicidad y juegos destinados a niños y personas mayores. Llamadme como queráis, pero yo lo veo así...

Actualmente soy poseedor de una PS3 (que uso en su mayor parte para ver películas en alta definición y para juegos exclusivos como Uncharted o Infamous) y de la Xbox 360 (que me ha dado los mejores años de mi vida consolera sin lugar a dudas). Proximamente seré poseedor de la nueva y flamante PSVita de Sony (aparato que me tiene muy ilusionado, por cierto, por sus múltiples opciones y posiblidades) y supongo que hasta que no cambiemos de generación no volveré a adquirir ninguna consola más. Pero...

Algo ha pasado en los últimos días, algo que no esperaba y que no puedo controlar. Es algo que me viene tan de sorpresa que todo este post debería de ser borrado automáticamente, pero no lo haré por que todos tenemos un pasado y un presente, y debe ser contado.

Hace menos de una semana, por causas del destino, (y por que soy un niño chico en el fondo y culo veo culo quiero), me hice con un aparato por el cual no había mostrado ningún interés en el día de su lanzamiento. Cuando la vi por primera vez, hace unos 7 meses, me hizo gracia y pensé "¡Que curioso!" y al mismo tiempo "Será más de lo mismo, y nos vendrán a vender la moto como siempre".

Pero me quito el sombrero ante tal maravilla. Gracias a esta ultima adquisición, reconozco que he vuelto a esa temprana edad en la que disfrutaba como un enano en casa de mi vecino. Es tanto lo que quedé maravillado (por esa misma sencillez y simplicidad que tanto había detestado de Nintendo) que vuelvo a creer en ellos, y no sólo por su genial planteamiento de las 3 dimensiones y su aplicación directa sobre el terreno (hablo de la 3Ds, por si alguien no se había percatado ya ^__^), sino por que he comprendido que en la sencillez radica la esencia de la diversión.

Y sólo me han bastado dos juegos para cambiar radicalmente mi punto de vista. Y por descontado, ambos son del mismo personaje como protagonista: MARIO. Ese fontanero, enano y bigotudo, que año tras año viene en el formato que sea y en la consola que toque, para deleitarnos con sus peripecias. En el primero, Super Mario 3D Land, para salvar a la princesa Peach del malvado Browser (MODO IRONÍA ON: ¡¡¡historia inédita hasta ahora!!! MODO IRONÍA OFF) con una jugabilidad y un encanto tan personal que te enamora desde el primer mundo. Y en el segundo, Mario Kart 7, donde la diversión se hace tan evidente desde la primera vuelta que acabamos hasta el último derrape que damos.

Por ello, aquí, hoy y ahora, me declaro fan incondicional de esta maravilla portátil. Y es cierto que en el pasado no me ha convencido esta política de simplicidad e infantilismo, pero como el ser humando es imperfecto y rectificar es de sabios, soy la persona más sabia e imperfecta que he tenido el gusto de conocer. Y os dejo ya, que tengo la consola en pausa, para poder seguir disfrutando , cual zagal, de las fascinantes y prodigiosas aventuras que esta pequeña y asombrosa consola me está regalando.

Gracias y un saludo.