MI PRIMERA VEZ

 Hoy os traigo un tema alejado de la temática habitual del blog como se puede intuir del propio título, así que no esperéis leer en las siguientes líneas nada relacionado con recreativas, de hecho tiene poco o nada que ver  con lo que suelo hacer en el blog habitualmente, pero como dicen: mi casa mis reglas, así que si decidís acompañarme tras el salto os contaré como fue mi primera vez.

Empezaré diciendo que para los años que corrían fui realmente precoz, comparado con mis amigos yo ya había tenido mi primera experiencia mucho antes de que mis conocidos hubieran oído hablar de ello.

Todo comenzó una calurosa tarde de verano, mi vecina había venido a casa a pasar un rato conmigo, teníamos mucha química, siempre nos habíamos llevado muy bien, hacía años que nuestros padres fantaseaban con la posibilidad de que acabáramos juntos antes los ojos de dios, pero nosotros sabíamos que nuestra relación era distinta, iba por otros derroteros, era más física, para entendernos cualquier lugar era bueno para revolcarse como cerdos salvajes. Pero volvamos a aquel día de verano.

Poco después de llegar mi vecina mis padres nos dijeron que iban a hacer la compra que volverían en unos treinta minutos. ¡Joder treinta minutos para nosotros sólos!, era un sueño hecho realidad. Aunque en honor a la verdad me hubiera alegrado igualmente con que se hubieran ido cinco minutos, para mi era más que suficiente.

Justo cuando mis padres cerraron la puerta nuestras miradas se cruzaron, no hacían falta las palabras ambos sabíamos lo que iba a pasar, y lo estábamos deseando, habíamos fantaseado con la posibilidad meses antes, pero primero había que tomar precauciones, sobre todo por que no quería llevarme una bronca tremenda de mi padre, que siempre ha sido muy muy estricto con esos temas,y rara vez me ha hablado sobre ello, mi madre siempre me decía que mi padre estaba chapado a la antigua, sin embargo ella si que lo disfrutaba y no tenía reparos en aconsejarme, además ya la había oído alguna vez gritar en su habitación.

Pero retomemos  la acción, me levante un poco tembloroso y fui hacía la habitación de mis padres, sabía que en lo más alto de su armario estaba todo lo necesario para disfrutar de la experiencia, mi vecina casi sin habla y algo nerviosa me agarró la palanca, la deslizó entre sus dedos y empezó a girarla, aquí no!! vamos a mi cuarto.

No hubo ningún tipo de preliminar, no teníamos tiempo para nada, yo sólo quería enchufar y disfrutar, ya me entendéis, pero era mi primera vez, no atinaba donde había que introducirlo, joder aquí hay más boquetes de lo que yo pensaba, y esto que tengo aquí entre las manos es muy grande por aquí no entra. Recuerdo que pensé -en las revistas todo parece muy fácil, pero a la hora de la verdad es que no doy una-, al final fue mi vecina la que consiguió meterla en su sitio y empezó lo realmente bueno,  "la bola rosa" no paró ni un segundo quieta, izquierda, derecha, desde arriba, por detrás. Me gustó tanto la experiencia que me hice un adicto, mi vecina sin embargo quedó muy insatisfecha, se esperaba otra cosa, pero yo no olvidaré nunca aquella tarde de verano, con nueve años jugando con mi vecina al Q*Bert en la msx que mi padre tenía escondida en su habitación.

Y eso fue todo, espero que no os hayáis aburrido, prometo que no volveré a desviarme del camino de los salones recreativos, pero quería hacer este paréntesis para hablaros del primer videojuego que probé en mi vida en mi msx.