No sé como empezar estas memorias pues aunque provengo del mundo del espectáculo nunca se me ha dado bien contar historias, aunque ésta sea la de mi vida. Sí, como he dicho me he ganado la vida y la fama "ilusionando" a mi público: Ahora saco un erizo por aquí, ahora hago desaparecer un gorila, mientras un rayo de energía cruza la obra desatando los aplausos del respetable. Siempre pensé que el secreto de mi éxito no fue solo presentar un espectáculo notable, sino también hacerlo asequible tanto para el bolsillo del noble como para el pequeño pillo que pasa las tardes correteando por la plazuela, cualquiera que pueda lanzarme unas monedas puede ser participe de mi magia.
Provengo de una familia bien posicionada, mi padre es un hombre de negocios y ya desde que tomé consciencia dejé claro de que manera me quería ganar mi independencia económica, siempre tuve claro que no quería ser uno de esos nuevos ricos que viven de la fortuna de su familia. Quizá sea éste el motivo porqué mi padre invirtiera cierto capital en mi preparación. Jamás le estaré suficientemente agradecido.
Recuerdo mi primera actuación como si fuera ayer, y aún hoy me sigo poniendo nervioso. Conseguí hacerme un hueco en un pequeño club local, mentiría sino dijera que fue gracias a mi apellido. Se abrió el telón y ahí estaba yo con mi reluciente sombrero de copa, mi flamante frac y mi capa atada al cuello, temblando como tiembla un crío en su primer día de escuela, no me fue difícil reconocer a algunos de mis familiares entre el escaso público que se acercaba vacilante a mirar, pero yo sabía como atraer su atención y comencé con el número de pirotecnia, seguido de los clásicos artificios luminosos, poco a poco se fue llenando la sala hasta tal punto que me fue imposible reconocer el rostro de uno de mis hermanos. Lo había conseguido y mi carrera despegó como jamás lo había soñado.
Los años que siguieron fueron buenos años, siempre tenía la barriga llena y la sala a rebosar, largas colas para verme aunque fuera de soslayo unos minutos. Los críticos supieron apreciar mi talento tanto como lo hacía el público y en poco tiempo comencé una gira al rededor del mundo que duró años, casi dos décadas de éxito y admiración de todos aquellos seguidores que aplaudían cada uno de mis "trucos". Veinte años en los que por qué no decirlo, también amasé una importante cantidad de dinero.
Pero nada dura eternamente, y aunque renové mi espectáculo en numerosas ocasiones vi como poco a poco el público comenzaba a disminuir, hasta que finalmente llegó el día que se cerró el telón para nunca más volver a abrirse, la oscuridad reinó en la sala y me recosté en un rincón a reflexionar. La vida ha cambiado mucho en los últimos veinte años, ahora son los artistas los que llevan sus números a los hogares del respetable, pero el mio por aquel entonces no era apto para un hogar, demasiados fuegos artificiales para hacerlos explotar en un salón me decían.
Y así pasé los años en aquel rincón oscuro, se me cayó el sombrero de copa, se me lleno de polvo el frac, se me rajo mi vieja capa de mago. Se acabaron los trucos para mi, mientras el mundo se iba olvidando poco a poco de que existía, y cuando pensé que este era el final que me tenía preparado el destino llego él y se puso en cuclillas frente a mi, me miró a los ojos y exclamo ¡sabía qué eras tú! Me volvió a colocar mi viejo sombrero de copa, me sacudió el polvo del frac y me pasó por los hombros una nueva capa de mago. Mi casa no es muy grande me dijo, pero siempre hay lugar para el talento ¿querrás actuar para mí una vez más? Sí, respondí. Y salimos los dos de aquel viejo teatro.
@VICBENGAMES
Cuanto echo de menos aquellas fastuosas salas donde solian actuar estos fantasticos magos sorprendiendonos con sus trucos dia tras dia. Daba la impresión de que su sombrero de copa no iba a resquebrajarse jamás, y que pasara lo que pasase permanecerian durante el paso de los años maravillandonos con sus actuaciones. Por desgracia no fué asi, y los magos y sus teatros fueron desapareciendo. Pero la magia perduró muy dentro, y aun quedamos unos cuantos que somos afortunados de tener una de estas magicas chisteras en casa.
ResponderEliminarBonita analogia, amigo tuxlive.
Gracias Sito yo también echo de menos aquellos salones recreativos, es cierto que cualquiera puede jugar a esos juegos en casa, y también es cierto que algunos afortunados tenemos recreativas en casa, pero el encanto de aquellos locales, ese sonido, mezclarse con la gente, jugara dobles con un desconocido, son muchas cosas que ya no volverán.
EliminarSito tiene razón, nunca creí posible que aquellas viejas salas de juego terminarían por caer en el triste e injusto olvido.
ResponderEliminarPero cada vez menos las recordamos, y las generaciones actuales difícilmente sabrán de su existencia, o más concretamente de su glorioso pasado, salvo por textos y fotografías.
Perra vida.
Mucho le debo a los salones arcade.
Pues sí José Andrés, yo tampoco creí que fuera posible que aquellos negocios dejaran de funcionar, al menos tuvimos la suerte de conocerlos, tengo un hermano de diez años que vio mi máquina en casa y no sabía que era ni para que funcionaba, creo que por eso fundé este blog, para que este mundo no caiga en el olvido.
EliminarPreciosa entrada, muy emotiva y bien escrita.
ResponderEliminarNunca frecuenté los recreativos (aunque sí tuve ocasión de conocerlos) por el ambiente digamos "peligrosillo" que se respiraba en los que yo conocía, pero aún así y gracias a unos cuantos bares de camino al colegio (o dónde mis padres hacían el vermut algún fin de semana) tuve tiempo de enamorarme de un buen número de recreativas que me traen recuerdos impagables.
Impresionante también el vídeo de la restauración del arcade, vaya currada!
Un saludo!
Muchas gracias por las palabras Molsupo. Yo como se puede sobre entender viendo mi blog pasé muchas muchas horas en aquellos antros, tuve suerte porque aunque tontos hay en todos lados en los salones que yo frecuentaba no había mala gente incluso saqué algunos amigos de jugar partidas en cooperativo, tengo muy buenos recuerdos guardados en estos muebles.
EliminarJajaja, que bonito! Que lastima que yo tras rescatar a mi mago, lo haya dejado en el olvido, en otra sala pero al fin y al cabo en el olvido. Aun asi ninguno de los dos perdemos la esperanza de que algun dia se mude a mi casa y asi actuar para mis amigos y para mi un dia tras otro.
ResponderEliminarDesde luego eres un caso le harías ilusión al muchacho para meterlo en otro trastero, llévatelo a tu casa de una vez y diviértete como dios manda xD
EliminarJajaja, algún día, algún día...
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